jueves, 25 de septiembre de 2014

Palabras de Elécier Cárdenas

El boliviano Pepe Luque es un enamorado del Ecuador y de su luz, no menor que la del altiplano telúrico pero sí más abundante en matices.
Pepe Luque concibe sus obras no solamente con la mirada del pintor, sino con los ojos internos de los ensueños y la maravillada sensación del hombre que respira colores, playas, barcos, pueblos, musgos, rostros, desnudos femeninos, y los vuelve pinceladas, oficio de colores.
Como el crítico y artista Hernán Zúñiga lo ha señalado en alguno de sus textos, a Luque parece haberlo atrapado "algo del barroco guayaco" con su rumor de caña guadúa, su atmósfera de ría, su cadencia de montubia enamorada, su calor vuelto volutas de colores en franca ilusión de volar del lienzo, de salirse de los marcos de un cuadro e invitarnos a un banquete visual abundante como la Costa pródiga ecuatoriana. En Luque hay múltiples oficios: el dibujante, el pintor, el imaginero, el retratista y siempre el artista.

Eliécer Cárdenas.


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